Cuando llega el verano y las temperaturas suben, los trabajos en obra, especialmente aquellos al aire libre, se ven directamente afectados. La exposición prolongada al calor extremo no solo puede reducir el rendimiento, sino que representa un riesgo grave para la salud de los trabajadores. Golpes de calor, deshidratación y fatiga son solo algunas de las consecuencias que pueden derivarse de no tomar las medidas adecuadas. Por ello, si eres responsable de obra o formas parte de un equipo de construcción, es fundamental conocer las pautas de prevención y actuación recomendadas.
AEMET y alertas meteorológicas: anticípate al riesgo
- Nivel verde: sin riesgo meteorológico. Se puede trabajar con normalidad.
- Nivel amarillo: requiere atención y seguimiento de la evolución del clima.
- Niveles naranja y rojo: existe un riesgo elevado, y deben aplicarse medidas adicionales o incluso modificar las condiciones de trabajo.
¿Qué debe hacer el responsable de obra?
- Consultar diariamente las previsiones meteorológicas y transmitir la información a encargados de seguridad y subcontratas.
- Indicar en el tablón de obra el nivel de riesgo del día según AEMET, informando al equipo antes del inicio de la jornada.
- Evaluar la posibilidad de rotación de trabajadores expuestos al sol, para limitar la exposición continuada a la radiación solar.
- Instalar zonas de sombra o refugio y garantizar descansos frecuentes en lugares frescos y bien ventilados.
- Aumentar la frecuencia de pausas de recuperación, además del tiempo habitual de almuerzo y comida.
Hidratación: la clave que nunca falla
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Medidas adicionales para niveles naranja y rojo
- Evitar trabajos en solitario.
- Priorizar tareas en interiores o bajo sombra.
- Reforzar el suministro de agua potable.
- Modificar o reducir la jornada laboral si no es posible eliminar la exposición al riesgo.
- En maquinaria sin climatización activa, evitar el uso durante las horas de máxima radiación y buscar zonas de sombra.
Seguridad también en la maquinaria
la productividad y garantiza el cumplimiento de las normativas laborales. Prepararse con antelación y adoptar un protocolo claro puede marcar la diferencia entre una
jornada eficaz y una situación de riesgo.